Hay traiciones que duelen. Algunas te parten el alma, otras la reputación. Y después están las del Excel, que te clavan la ruedita giratoria en el momento exacto en que menos podés disimular la desesperación.
Era una noche de esas en la que pensás que tenés todo controlado. Café bebido, para aguantar hasta la madrugada la salida de Copa Airlines, sonrisa de anfitrión y dos pasajeros brasileros listos para embarcar rumbo a Orlando con su viaje soñadísimo. Yo, cual guía zen y multitasking, me presento en el aeropuerto con mi notebook bajo el brazo —cual Moisés con las tablas de la ley— para repasar con ellos el itinerario. Todo en orden, todo bajo control... ja.
Instalados en una mesa del sector de comidas, desenfundo mi laptop con la elegancia de un ilusionista a punto de sacar el conejo de la galera. Abro el archivo Excel, ese que he revisado 345.647 veces en la oficina sin un solo problema.
Y ahí…
LA RUEDITA.
Girando.
Girando.
Girando.
Como si en vez de abrir un archivo, estuviera invocando a los dioses de Silicon Valley.
Los brasileros, sonrientes, esperando el despliegue.
Yo, sonriendo también, pero con el mismo entusiasmo que un gato recién mojado.
El Excel, inmóvil.
El reloj, implacable.
Durante esos minutos eternos, evalué todo: reiniciar, rezar, fingir un ataque de amnesia, huir. Pero justo antes de entrar en modo pánico, recordé que había exportado el itinerario en PDF, por si acaso. Y sí, ese por si acaso se convirtió en mi mejor inversión emocional desde que aprendí a decir “No" sin remordimientos.
El PDF se abrió como los brazos de una madre. Fluido, claro, sin rueditas ni dramas.
Los brasileros lo vieron, lo entendieron, lo aplaudieron mentalmente.
Yo me retiré con dignidad, aunque por dentro seguía mascando bits y bytes de traición. Cuando llegué a casa, a las 3 de la mañana, probé de nuevo la apertura de la problemática planilla, y, como era de esperar, abrió y funcionó perfectamente.
Moraleja: nunca confíes ciegamente en un Excel... especialmente si estás a menos de veinte metros de una manga de embarque.
Mr. Clinker - Abril 20, 2025