📍 Miami, Orlando, Clearwater, Parques Disney y Universal
👥 16 pasajeros
"El primer viaje donde sentí el desafío y el gusto por coordinar grupos grandes. También comencé a identificar cada aventura con una frase, ésta en particular fue: Gran Fiesta Tour"
🟢 Octava visita a Disney
🟢 Primer grupo grande
El sueño del pibe...

¿Despeinadas? Sí.
¿Felices? También.
Mini-Princesas en Bibbidi-Bobbidi
Ningún viaje es igual al anterior
Cada grupo es distinto, y por eso, cada viaje también lo es. En 2016 reafirmamos una de nuestras convicciones: siempre hay formas de hacer que la experiencia sea única.
Ese año, llevamos a las más pequeñas del grupo a vivir la magia de Bibbidi-Bobbidi-Boo Boutique, donde salieron convertidas en verdaderas princesas. Y compartimos con todos una noche inolvidable en un espectáculo del Cirque du Soleil, que nos dejó sin palabras.
Son esos detalles los que marcan la diferencia, y lo que siempre buscamos: sorprender, emocionar y crear recuerdos que duren para siempre.


Aprender a leer el cielo
Con el tiempo también aprendimos a "jugar" con el pronóstico del clima, a leer entre líneas y adaptarnos con flexibilidad para aprovechar cada oportunidad.
En enero de 2016, veníamos de días muy fríos en Florida, pero un pronóstico anunciaba sol y 21 grados. Sin dudarlo, rearmamos los planes y llevamos al grupo a Clearwater Beach. Terminamos pasando un día espectacular al sol, con juegos en la arena, caminatas y hasta chapuzones en el mar.
Porque viajar en grupo también es eso: estar atentos, adaptarse, y transformar un simple cambio de clima en un recuerdo inolvidable.

Un viaje que guardo en el alma
Ese año tomé una de las mejores decisiones de mi vida: invitar a mi padre, de 88 años, a vivir con nosotros una nueva aventura en Disney.
A pesar de sus problemas de salud, se sumó con la energía y la ilusión de un niño. Y eso fue exactamente lo que vimos durante todo el viaje: a un abuelo que se transformaba en compañero de juegos, en cómplice de travesuras, en un viajero más, compartiendo cada momento con sus nietos de 14 y 11 años.
Me quedaron imágenes imborrables: él al volante de un Ford Mustang descapotable, con una sonrisa de película, y otra, aún más entrañable, en la que celebra haberle ganado a mi hijo menor en un juego de tiro al blanco cazando dinosaurios en Disney Quest.

Viajar con él fue mucho más que un viaje. Fue un regalo, una despedida luminosa, un recuerdo eterno que me acompaña. Porque a veces, la verdadera magia de Disney no está en los fuegos artificiales, sino en lo que sucede cuando compartimos la experiencia con quienes más amamos.